Discípulos y Misioneros

Documento de Aparecida: Texto y Comentarios

Comentario n. 464-468

La dignidad de cada persona, desde su nacimiento hasta su muerte natural, necesita ser proclamada y reafirmada en nuestros días, con mucha convicción y con argumentos de razón. Hoy, a comienzos del siglo XXI, pareciera que los pasos en favor de reafirmar los derechos de todas las personas es algo aceptado pacíficamente por todos.

A nivel civil, los Estados se comprometen  a trabajar por los derechos humanos. De modo que cada hombre y  mujer pueda vivir con dignidad en una sociedad de derecho. Al mismo tiempo, las legislaciones ceden ante “nuevos derechos” que son proclamados como tales con cierta ideología y que suelen ir contra derechos fundamentales. Ejemplo concreto lo tenemos en relación al derecho de la vida, y las fuertes campañas que tienen a introducir el aborto en nuestros países.

Antes tales ambigüedades, los discípulos de Jesucristo se les pide dos posturas claras y convencidas: la proclamación y la defensa de la vida. Dado el avance de la secularización, de políticas relativistas y de las presiones de sectores resulta necesario llevar una valiente defensa de la vida. Para los católicos defender la vida debería ser algo normal. Para quien no es católico, pero tiene buena voluntad y una rectitud de conciencia, se da cuenta del valor incomparable de toda persona. Frente a una cultura que ataca la vida, estamos llamados a proclamar la dignidad e integridad de la persona humana.

junio 4, 2011 Posted by | DOCUMENTO DE APARECIDA, FAMILIA, MISION CONTINENTAL | , , , | Deja un comentario

DOCUMENTO DE APARECIDA N. 406

8.5 Globalización de la solidaridad y justicia internacional

406. La Iglesia en América Latina y en El Caribe siente que tiene una responsabilidad en formar a los cristianos y sensibilizarlos respecto a grandes cuestiones de la justicia internacional. Por ello, tanto los pastores como los constructores de la sociedad tienen que estar atentos a los debates y normas internacionales sobre la materia. Esto es especialmente importante para los laicos que asumen responsabilidades públicas, solidarios con la vida de los pueblos. Por ello, proponemos lo siguiente:

a) Apoyar la participación de la sociedad civil para la reorientación y consiguiente rehabilitación ética de la política. Por ello, son muy importantes los espacios de participación de la sociedad civil para la vigencia de la democracia, una verdadera economía solidaria y un desarrollo integral, solidario y sustentable.

b) Formar en la ética cristiana que pone como desafío el logro del bien común, la creación de oportunidades para todos, la lucha contra la corrupción, la vigencia de los derechos laborales y sindicales; hay que colocar como prioridad la creación de oportunidades económicas para sectores de la población tradicionalmente marginados, como las mujeres y los jóvenes, desde el reconocimiento de su dignidad. Por ello hay que trabajar por una cultura de la responsabilidad a todo nivel que involucre a personas, empresas, gobiernos y al mismo sistema internacional.

c) Trabajar por el bien común global es promover una justa regulación de la economía, finanzas y comercio mundial. Es urgente proseguir en el desendeudamiento externo para favorecer las inversiones en desarrollo y gasto social, prever regulaciones globales para prevenir y controlar los movimientos especulativos de capitales, para la promoción de un comercio justo y la disminución de las barreras proteccionistas de los poderosos, para asegurar precios adecuados de las materias primas que producen los países empobrecidos y normas justas para atraer y regular las inversiones y servicios entre otros.

d) Examinar atentamente los Tratados intergubernamentales y otras negociaciones respecto del libre comercio. La Iglesia del país latinoamericano implicado, a la luz de un balance de todos los factores que están en juego, tiene que encontrar los caminos más eficaces para alertar a los responsables políticos y a la opinión pública acerca de las eventuales consecuencias negativas que pueden afectar a los sectores más desprotegidos y vulnerables de la población.

e) Llamar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a poner en práctica principios fundamentales como el bien común (la casa es de todos), la subsidiaridad, la solidaridad intergeneracional e intrageneracional.

enero 24, 2010 Posted by | DOCUMENTO DE APARECIDA, ENCUENTRO CON JESUCRISTO, MISION CONTINENTAL | , , , , , | 4 comentarios

DOCUMENTO DE APARECIDA N. 213-215

213. Hoy toda la Iglesia en América Latina y El Caribe quiere ponerse en estado de misión. La evangelización del Continente, nos decía el papa Juan Pablo II, no puede realizarse hoy sin la colaboración de los fieles laicos. Ellos han de ser parte activa y creativa en la elaboración y ejecución de proyectos pastorales a favor de la comunidad. Esto exige, de parte de los pastores, una mayor apertura de mentalidad para que entiendan y acojan el “ser” y el “hacer” del laico en la Iglesia, quien por su bautismo y su confirmación, es discípulo y misionero de Jesucristo. En otras palabras, es necesario que el laico sea tenido muy en cuenta con un espíritu de comunión y participación.

214. En este contexto, el fortalecimiento de variadas asociaciones laicales, movimientos apostólicos eclesiales e itinerarios de formación cristiana, y comunidades eclesiales y nuevas comunidades, que deben ser apoyados por los pastores, son un signo esperanzador. Ellos ayudan a que muchos bautizados y muchos grupos misioneros asuman con mayor responsabilidad su identidad cristiana y colaboren más activamente en la misión evangelizadora. En las últimas décadas, varias asociaciones y movimientos apostólicos laicales han desarrollado un fuerte protagonismo. Por ello, un adecuado discernimiento, animación, coordinación y conducción pastoral, sobre todo de parte de los sucesores de los Apóstoles, contribuirá a ordenar este don para la edificación de la única Iglesia.

215. Reconocemos el valor y la eficacia de los Consejos parroquiales, Consejos diocesanos y nacionales de fieles laicos, porque incentivan la comunión y la participación en la Iglesia y su presencia activa en el mundo. La construcción de ciudadanía en el sentido más amplio y la construcción de eclesialidad en los laicos, es uno solo y único movimiento.

septiembre 8, 2008 Posted by | IGLESIA, MISIÓN | , , , , , | 3 comentarios

Comentario n. 74-82

La situación socio-política en América Latina viene presentada en términos de consolidación de procesos democráticos. Y al mismo tiempo viene señalado un camino a seguir: pasar de una democracia puramente formal a una democracia participativa, basada en la promoción de los derechos humanos.

Es necesario que más ciudadanos tomen conciencia de su rol en la vida de un país o de una sociedad democrática. A veces se tiene miedo de participar, otras veces se piensa que no hay nada que hacer. Pero todo esto no contribuya a un desarrollo político de los pueblos.

Participar en la vida política debe ser algo normal, una exigencia del bien común, un deber de ciudadanos responsables. Si «muchos ciudadanos abdican de su deber de participar en la vida pública» podemos decir que se vuelven cómplices de los que otros hacen, proponen, aprueban. Omisiones al día. No basta con dar el voto el día de las elecciones y quedarse tranquilos.

Los «buenos católicos» se quedan al margen de muchas formas de participación. Quizá tenemos recordar y animar a tener más presencia en la vida civil. Los partidos políticos son modos concretos de estar presente, otras son las diferentes asociaciones, agrupaciones, entidades civiles, ONGs… Si una persona se guía por los criterios del Evangelio, por el bien común, por el respeto y promoción de los derechos humanos, tiene algo importante que ofrecer, proponer, luchar.

Quizá conviene recordar aquellas palabras de Jesús donde dice «los hijos de este mundo son más listos que los hijos de la luz«, hace falta tomar conciencia que los laicos, tienen como lugar propio de su vocación el transformar las realidades temporales. Aquí hay una gran tarea a la cual no se puede, o mejor, no se debería renunciar. Muchos se ocupan de cuestiones técnicas, científicas, empresariales y está muy bien. Pero no se debe olvidar  que es necesario tener presencia en la vida social, comenzando desde los lugares donde cada uno vive: las comités o directivas de vecinos, de los barrios, colonias, urbanizaciones, pueblos…

No es que sea un campo fácil. Pero se puede aportar mucho. La historia de nuestros pueblos ha estado marcada por muchas contradicciones, y mientras no se sienta un verdadero interés por dar la cara, por proponer un liderazgo, podemos estar seguro que «otros» sí lo harán.

Así como tenemos que tener muy clara la dimensión trascendente de nuestra vocación cristiana, no por eso tiene que disminuir el interés por los asuntos temporales: «Dad al césar lo que es del césar, y a Dios  lo que es de Dios«. Los lectores  estarán de acuerdo que aquí hay una gran tarea, no sólo en El Salvador, Colombia, México, Ecuador… sino en todo el continente.

May 3, 2008 Posted by | IGLESIA, MISIÓN | , , , , | Deja un comentario