Discípulos y Misioneros

Documento de Aparecida: Texto y Comentarios

Comentario n. 469

En la promoción de la Cultura de la vida muchos son los actores que están llamados a dar su contribución. Desde los obispos a los laicos, de los agentes de pastoral a los universitarios, médicos y hombres que quieran ponerse de parte de la cultura de la vida. La indiferencia y la poca convicción llevan muchas veces a que se acepten como válidos algunos presupuestos que minan los principios básicos de la persona y su desarrollo en la sociedad.

Frente a la difusión o la presión de ciertos organismos y grupos que defienden la cultura de la muerte, habría que mostrar argumentos que muestren la verdad de lo que cada uno defiende. Es frecuente que algunos grupos quieran llevar al extremo casos difíciles para hacer valer sus afirmaciones. Como decía una vez Juan Pablo II, la verdad no se impone, se propone. La verdad, y todos podemos conocerla, tiene un peso frente a cualquier tipo de falacia y mentiras. Pueden gritar más, pero la verdad sigue siendo verdad aún en el silencio.

Hace pocos días, el papa Benedicto XVI, señalaba que el aborto no resuelve nada. Al contrario, provoca dos víctimas: un niño inocente y una madre que llevará una herida moral para siempre. Si tal es la gravedad del aborto, un médico no puede menos que oponerse, desaconsejarlo y ayudarle a la mujer para que el embarazo sea llevado médicamente bien. La objeción de conciencia es un recurso previsto por el ordenamiento para que no se actúe en contra de las propia conciencia.

junio 9, 2011 Posted by | DOCUMENTO DE APARECIDA, ENCUENTRO CON JESUCRISTO, MISION CONTINENTAL | , , , , | Deja un comentario

DOCUMENTO DE APARECIDA N. 387-390

8.2 La dignidad humana

387. La cultura actual tiende a proponer estilos de ser y de vivir contrarios a la naturaleza y dignidad del ser humano. El impacto dominante de los ídolos del poder, la riqueza y el placer efímero se han transformado, por encima del valor de la persona, en la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la organización social. Ante esta realidad anunciamos una vez más el valor supremo de cada hombre y de cada mujer. El Creador, en efecto, al poner todo lo creado al servicio del ser humano, manifiesta la dignidad de la persona humana e invita a respetarla (cf. Gn 1, 26-30).

388. Proclamamos que todo ser humano existe pura y simplemente por el amor de Dios que lo creó, y por el amor de Dios que lo conserva en cada instante. La creación del varón y la mujer a su imagen y semejanza es un acontecimiento divino de vida, y su fuente es el amor fiel del Señor. Luego, sólo el Señor es el autor y el dueño de la vida, y el ser humano, su imagen viviente, es siempre sagrado, desde su concepción, en todas las etapas de la existencia, hasta su muerte natural y después de la muerte. La mirada cristiana sobre el ser humano permite percibir su valor que trasciende todo el universo: “Dios nos ha mostrado de modo insuperable cómo ama a cada hombre, y con ello le confiere una dignidad infinita”.

389. Nuestra misión para que nuestros pueblos en Él tengan vida, manifiesta nuestra convicción de que en el Dios vivo revelado en Jesús se encuentra el sentido, la fecundidad y la dignidad de la vida humana. Nos urge la misión de entregar a nuestros pueblos la vida plena y feliz que Jesús nos trae, para que cada persona humana viva de acuerdo con la dignidad que Dios le ha dado. Lo hacemos con la conciencia de que esa dignidad alcanzará su plenitud cuando Dios sea todo en todos. Él es el Señor de la vida y de la historia, vencedor del misterio del mal, y acontecimiento salvífico que nos hace capaces de emitir un juicio verdadero sobre la realidad, que salvaguarde la dignidad de las personas y de los pueblos.

390. Nuestra fidelidad al Evangelio, nos exige proclamar en todos los areópagos públicos y privados del mundo de hoy, y desde todas las instancias de la vida y misión de la Iglesia, la verdad sobre el ser humano y la dignidad de toda persona humana.

noviembre 22, 2009 Posted by | DISCÍPULOS, ENCUENTRO CON JESUCRISTO, MISION CONTINENTAL | , , , , , | Deja un comentario

DOCUMENTO DE APARECIDA N. 353-354

7.1.1 Jesús al servicio de la vida

353. Jesús, el Buen Pastor, quiere comunicarnos su vida y ponerse al servicio de la vida. Lo vemos cuando se acerca al ciego del camino (cf. Mc 10, 46-52), cuando dignifica a la samaritana (cf. Jn 4, 7-26), cuando sana a los enfermos (cf. Mt 11, 2-6), cuando alimenta al pueblo hambriento (cf. Mc 6, 30-44), cuando libera a los endemoniados (cf. Mc 5, 1-20). En su Reino de vida Jesús incluye a todos: come y bebe con los pecadores (cf. Mc 2, 16), sin importarle que lo traten de comilón y borracho (cf. Mt 11, 19); toca leprosos (cf. Lc 5, 13), deja que una mujer prostituta unja sus pies (cf. Lc 7, 36-50) y de noche recibe a Nicodemo para invitarlo a nacer de nuevo (cf. Jn 3, 1-15). Igualmente invita a sus discípulos a la reconciliación (cf. Mt 5, 24), al amor a los enemigos (cf. Mt 5, 44), a optar por los más pobres (cf. Lc 14, 15-24).

354. En su Palabra y en todos los sacramentos Jesús nos ofrece un alimento para el camino. La Eucaristía es el centro vital del universo, capaz de saciar el hambre de vida y felicidad: “El que me coma vivirá por mí” (Jn 6, 57). En ese banquete feliz participamos de la vida eterna y así nuestra existencia cotidiana se convierte en una Misa prolongada. Pero todos los dones de Dios requieren una disposición adecuada para que puedan producir frutos de cambio. Especialmente, nos exigen un espíritu comunitario, abrir los ojos para reconocerlo y servirlo en los más pobres: “En el más humilde encontramos a Jesús mismo”. Por eso San Juan Crisóstomo exhortaba: “¿Quieren en verdad honrar el cuerpo de Cristo? No consientan que esté desnudo. No lo honren en el templo con manteles de seda mientras afuera lo dejan pasar frío y desnudez”.

agosto 13, 2009 Posted by | DISCÍPULOS, ENCUENTRO CON JESUCRISTO, MISION CONTINENTAL | , , , , | Deja un comentario

DOCUMENTO DE APARECIDA N. 311-313

6.4.4 Los movimientos eclesiales y nuevas comunidades

311. Los nuevos movimientos y comunidades son un don del Espíritu Santo para la Iglesia. En ellos, los fieles encuentran la posibilidad de formarse cristianamente, crecer y comprometerse apostólicamente hasta ser verdaderos discípulos misioneros. Así ejercitan el derecho natural y bautismal de libre asociación, como lo señaló el Concilio Vaticano II y lo confirma el Código de Derecho Canónico. Convendría animar a algunos movimientos y asociaciones que muestran hoy cierto cansancio o debilidad e invitarlos a renovar su carisma original, que no deja de enriquecer la diversidad con que el Espíritu se manifiesta y actúa en el pueblo cristiano.

312. Los movimientos y nuevas comunidades constituyen un valioso aporte en la realización de la Iglesia Particular. Por su misma naturaleza expresan la dimensión carismática de la Iglesia: «en la Iglesia no hay contraste o contraposición entre la dimensión institucional y la dimensión carismática, de la cual los movimientos son una expresión significativa, porque ambos son igualmente esenciales para la constitución divina del Pueblo de Dios». En la vida y la acción evangelizadora de la Iglesia, constatamos que en el mundo moderno debemos responder a nuevas situaciones y necesidades de la vida cristiana. En este contexto también los movimientos y nuevas comunidades son una oportunidad para que muchas personas alejadas puedan tener una experiencia de encuentro vital con Jesucristo y así recuperen su identidad bautismal y su activa participación en la vida de la Iglesia. En ellos «podemos ver la multiforme presencia y acción santificadora del Espíritu».

313. Para aprovechar mejor los carismas y servicios de los movimientos eclesiales en el campo de la formación de los laicos deseamos respetar sus carismas y su originalidad, procurando que se integren más plenamente a la estructura originaria que se da en la diócesis. A la vez, es necesario que la comunidad diocesana acoja la riqueza espiritual y apostólica de los movimientos. Es verdad que los movimientos deben mantener su especificidad, pero dentro de una profunda unidad con la Iglesia particular, no sólo de fe sino de acción. Mientras más se multiplique la riqueza de los carismas, más están llamados los obispos a ejercer el discernimiento pastoral para favorecer la necesaria integración de los movimientos en la vida diocesana, apreciando la riqueza de su experiencia comunitaria, formativa y misionera. Conviene prestar especial acogida y valorización a aquellos movimientos eclesiales que han pasado ya por el reconocimiento y discernimiento de la Santa Sede, considerados como dones y bienes para la Iglesia universal.

abril 6, 2009 Posted by | DISCÍPULOS, ENCUENTRO CON JESUCRISTO, IGLESIA, MISION CONTINENTAL | , , , , , , , , | 1 comentario