Comentario n. 387-390
La dignidad humana es reconocida en las constituciones de todos los países. Cada año hay varias celebraciones a nivel social que recuerdan la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hago referencia a esa Declaración porque en términos generales se comparte que cada persona humana tiene una dignidad especial, que precede a las legislaciones y a los Estados.
Esta dignidad humana tiene su fundamento en Dios. Solamente si reconocemos que Dios es el autor de la vida, sólo entonces es posible tratar a las personas como lo merecen. Cuando se olvida a Dios, el hombre es instrumentalizado, con frecuencia por ideologías.
La Iglesia quiere ayudar a cada persona a encontrar el sentido de su vida. Hay también otras voces de la cultura actual que presentan modos concretos de vivir. Entre una visión y otra, hay una gran diferencia. La propuesta que viene de los “maestros temporales” persiguen objetivos muy concretos: le dicen a la gente cómo tienen que vivir “hoy” sin preocuparse del “por qué” vivir de ese modo. Ojalá que nuestros hermanos en la fe, tengan un vivo sentido existencial: venimos de Dios y vamos a Dios, en la vida que se nos ha dado, tenemos una gran oportunidad de testimoniar que escuchando a Dios la vida se ilumina, enriquece y se vuelve fecunda.
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